domingo, 27 de marzo de 2011

cargando al venado

... dedicado a todos y a ninguno....
gracias a mi amigo jean paul por enviarme este relato, esta muy interesante y VIGENTE en todos los aspectos cotidianos de la vida....
aqui les dejo...
disfrutenlo y reflexionen...

Estaba un hombre a la orilla del camino sentado en una piedra, bajo la sombra de un frondoso Apamate.  Se le miraba triste, meditabundo, cabizbajo; casi, casi a punto de soltar el llanto. 

Así lo encontró su compadre y amigo de toda la vida, quien acongojado al verlo en tales fachas, le preguntó el motivo, causa o razón que ocasionaba que él se encontrara en situación tan deprimente. 

- Compadre-contestó el interpelado, -tu pinche comadre! ¡Tu comadre! Esta noche la mato o la desaparezco, pero de que se muere, se muere..  -No la amueles compadre, mejor platícame,  por qué la quieres matar, a lo mejor te puedo ayudar a encontrar una mejor solución al problema.  -Mira compadre, tú sabes que somos muy pobres y en tu humilde casa la única forma de acompañar los frijoles es con un pedazo de carne que tengo que conseguir yendo de cacería al monte. Me tengo que ir con mi vieja escopeta, pasar varios días de sufrimiento y penalidades, salvándome de milagro de los peligros del monte, esquivando víboras, al tigre y la onza, soportar la terrible comezón que me producen las guiñas, garrapatas y piquetes de moscos, y por si esto fuera poco,  aguantar cómo me calaba hasta los huesos el frío y la soledad de las noches.  Luego, por fin, si la suerte me socorre y logro cazar un venado, todavía tengo que cargarlo hasta el rancho y subir la cuesta de la loma donde está mi casa. Todavía no alcanzo resuello cuando aparece mi señora con el cuchillo en la  mano e inmediatamente empieza a repartir el venado entre vecinos y familiares.  Que una pierna pa' doña Juana, que otra pa' doña Cleo,  Que este lomito pa' mi mamá, que esto pa'llá, que esto pa'cá y a los dos o tres días allí va tu tonto otra vez de cacería. 
¡Pero ya me cansé y esta noche mínimo las desmechoneo! 

El compadre de aquél iracundo desdichado, después de meditar un momento le dio la solución: 

-Invita a tu mujer a cargar el venado. -¿Qué? -Sí, sí. Mira. Nomás no le digas las maltratizas que te pones para cargar el venado. Mejor píntasela bonito.  No le hables de las espinas ni los peligros, ni del frío ni el calor.  Dile que la invitas a la cacería para que disfrute de los bellos paisajes, del esplendor de las estrellas que te cobijan en la noche, de los manantiales cristalinos que reflejarían románticamente sus imágenes, de sus exquisitas aguas, del aire fresco del monte, lleno de oxígeno, de la graciosa manera en que camina el venado, como si fuera un bailarín de ballet, del dulce canto de los grillos y los pajarillos silvestres.En fin, el compadre siguió el consejo. Por supuesto la convenció.  

-Ahora, mi amor, quiero que cargues el venado para que veas lo bonito que se siente -- le dijo el hombre masticando rabiosamente cada una de sus palabras.  - ¡¡¡ Este venado no me lo toca NADIEEEE !!!   y tú Pepito, ve y dile a tu mamá que vaya al Co#%"  de  su   M#&"= "REFLEXIÓN"  que solo se valora aquello que se ha adquirido como resultado de nuestro trabajo, que sólo cuidamos aquello que nos ha costado esfuerzo, sudor y sacrificio.